Desde la elección de Donald Trump como presidente, una de las preocupaciones más acuciantes para muchas personas en Estados Unidos han sido las deportaciones masivas que se espera que tengan lugar.
Bajo la actual administración, las comunidades inmigrantes -en particular las poblaciones hispanas y latinas- se llevarán la peor parte de esta agresiva represión, despertando un sentimiento de urgencia entre estudiantes y familias por igual.
Recientemente, los estudiantes del instituto Van Nuys han demostrado que no están dispuestos a quedarse de brazos cruzados mientras sus compañeros, familias y amigos se enfrentan a estas injusticias. Van Nuys High School, con un alumnado que supera el 50% de hispanos, no ha rehuido el activismo.
Un claro ejemplo de este compromiso con la justicia se produjo el 6 de febrero, cuando cientos de estudiantes organizaron una enérgica protesta contra las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Pero no se trataba de una protesta más, sino de una declaración apasionada y audaz de jóvenes que se niegan a aceptar el statu quo.
El momento de la marcha no fue casual. A principios de la semana, los estudiantes de otras escuelas secundarias a través de LAUSD habían organizado su propio paro en solidaridad con la comunidad inmigrante.
Cuando llegó el jueves 6 de febrero, los estudiantes de Van Nuys estaban listos para hacer oír su voz.
Cuando el reloj marcaba las 10:47 a.m., los estudiantes salieron de las puertas principales de la escuela y se dirigieron hacia el Ayuntamiento de Van Nuys. Llevaban pancartas y megáfonos, dispuestos a defender aquello en lo que creían.
Y no es difícil entender por qué los participantes en el paro se mostraron tan apasionados. Para muchos de estos estudiantes, la cuestión es personal.
Van Nuys High School abrió la Academia Internacional de Recién Llegados (INA) en 2023 específicamente para los estudiantes nacidos en el extranjero que han estado en los Estados Unidos durante tres años o menos. Estos estudiantes a menudo se enfrentan a desafíos únicos para adaptarse a un nuevo país, idioma y cultura, y el miedo a la deportación sólo se suma a sus luchas diarias.
Muchos de ellos conocen a personas que están intentando activamente obtener la ciudadanía o viven con el miedo constante a ser separados de sus familias. Las deportaciones no son sólo una cuestión política; son una cuestión humana, que afecta directamente a las vidas de sus amigos, compañeros de clase y vecinos.
Los profesores, aunque no pudieron unirse a la protesta, mostraron su apoyo de otras formas significativas, instando a los estudiantes a mantenerse a salvo y a tomar decisiones inteligentes mientras expresaban sus preocupaciones.
La efusión de apoyo tanto de los estudiantes como de los educadores puso de relieve el sentido de solidaridad que define al instituto Van Nuys. No se trataba sólo de una protesta, sino de una postura colectiva contra la injusticia.
Van Nuys High School es un lugar donde los estudiantes de todos los orígenes se reúnen para aprender, crecer y apoyarse mutuamente. Frente a un gobierno que parece indiferente a sus luchas como inmigrantes, estos estudiantes han dejado claro que no van a ser silenciados.
Su mensaje es sencillo, pero contundente: no se quedarán de brazos cruzados mientras sus familias y comunidades son destrozadas por el miedo y el odio.